sábado, 18 de febrero de 2012

PUEDO HACER QUE CUALQUIERA SE ENAMORE DE LA FÍSICA

Walter Lewin, profesor de física del Massachussets Institute of Technology, es un número uno en la red, gracias a sus disparatadas clases, que se descargan alrededor de un millón de veces al año.





La Física es aburrida hasta que se conoce a Walter Lewin. Este profesor del Massachussets Institute of Technology (MIT) ha revolucionado la forma de enseñar esta ciencia a base de disparatadas ideas como colgarse de un péndulo gigante, disparar un rifle o aspirar helio hasta casi desmayarse. Locuras que han logrado consagrarle como una 'celebrity en internet': sus clases se descargan un millón de veces por año.

Tras más de 40 años de docencia, Lewin se encuentra estos días en España para presentar su libro 'Por amor a la física' (Debate) y para impartir la conferencia magistral 'Nacimiento y Muerte de las estrellas' en el CosmoCaixa de Barcelona.  Lewin es todo un experto en este campo. Sus investigaciones han sido clave en el campo de los rayos x en la astronomía.

Lewin es de la creencia de que si un alumno no aprende es por culpa del docente. "Algunos dicen "¡Oh, soy muy tonto para la física!" y eso no es verdad. Algunos serán mejores que otros pero si tu nota es un uno o un dos, es que tienes a un mal profesor", asevera.

 Lewin asegura que la clave de su éxito es que enseña a los alumnos a "ver a través de la ecuación". El profesor explica que sus alumnos aprenderán mucho mejor las leyes de la Física si en vez de unos números recuerdan a su profesor colgado de un péndulo gigante intentando demostrar que la masa no afecta a su desplazamiento.

 Lewin asegura que un profesor de física puede mejorar sus clases mirando las suyas, que varios lo han probado y funciona.

Lewin no hace recomendación a las universidades españolas, pero sí recuerda que Estados Unidos se lleva cada año más de la mitad de Premios Nobel y que el motivo no es el mayor número de población, sino que tienen sistemas que permiten hacer grandes investigaciones. 


FUENTE: EL MUNDO 

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